Con este coro nos presentamos en diversos lugares y fuimos parte de dos grandes proyectos: 1) el montaje de la Cantata Santa María de Iquique de Luis Advis en la conmemoración de los 100 años del fatídico hecho junto a Quilpayún (2007) y 2) el montaje de la Cantata a los Libertadores, del compositor argentino Raúl Mercado (Noviembre de 2008).
Precisamente estas dos obras dieron paso a conocer un poco más a Jorge, quien tuvo la entera disposición de participar como relator en una presentación de la Cantata Santa María en la Casa Central de la Universidad de Chile. En ese entonces necesitábamos urgente alguien que hiciera el relato, pues Quilapayún y la relatora (Silvia santelices) andaban en Iquique presentándose con un coro local. Como dije antes, Jorge tuvo la mejor disposición, a pesar de encontrarse delicado de salud en ese instante. me tocó personalemente irle a dejar el disco de la cantata para que la ensayara en su casa, fue todo muy a full... Llegó el día de la presentación, tuvimos muy pocos ensayos con el nuevo conjunto y menos con Jorge, pero con un actor como él, con el oficio que tenía, era imposible que no saliera bien... y así salió.
Otro cuento fue el de la obra Cantata a Los Libertadores, fueron 3 o 4 conciertos en distintas comunas del sector Sur de Santiago, una mini gira. Acá pudimos compartir mucho más, las conversas en el bus y post conciertos. Además sufrimos, todos y todas, los embates de la ignorancia y la falta de respeto por el arte y los artistas, fruto de la prepotencia, insensibilidad y baja calidad humana de muchas personas relacionadas al ámbito de la cultura, especialmente de quienes realmente viven del dinero robado legalmente al arte y sus artistas (cuento para otro día), cosa que bien sufrío Jorge Guerra en el regreso a este país luego del exilio.
En estas ocasiones pude ver en Jorge su transparencia, su energía y sobre todo su alegría y humor tan agudo, además de la esperanza y amor que entregaba al conversar con uno.
Es por eso que el viernes, cuando vi la noticia, partí de inmediato al hospital y me encontré allá con sus familiares y amigos, era algo increíble, inimaginable... Parecía ser que era una persona que no podía morir, era algo imposible de creer...
Pero, al igual que Pin Pon, fue todo mágico... partimos en un cortejo desde el Hospital Barros Lucco, a eso de las 2 de la mañana, hacia una capilla en Recoleta... imagínense ese cortejo nocturno cruzando al otro extremo de Santiago...
Junto a la maestra Silvia Sandoval y su esposo Pablo Délano, cantamos en la capilla, en un momento hermoso, luego Roberto Nicolini facilitó una oración en que participó toda la gente que se encontraba a esa hora junto a Jorge, unas 30 a 40 personas...
Al otro día el velorio público en el Teatro Oriente, lleno también de momentos muy emotivos. Se presentó el documental "Que valga la alegría" de su hija cineasta Denisse Guerra, Inti Illimani también despidió a Jorge, Rebeca Godoy, el tío Valentín... Pero lo más emocionante para mi fue darme cuenta todo lo que influyó Pin Pon en mi vida. pensaba que no recordaba sus canciones, pero al escuchar los acordes del piano hubo una reacción automática en mi cuerpo, fue una extraña forma de verme a mi mismo cantando y bailando frente a la tele, descubrí también la influencia musical que generó en mi Pin Pon, ¡qué manera de disfrutar con sus canciones!, recordé cómo imaginaba cuando niño y cómo imagino hoy...
Jorge Guerra y Pin Pon no eran una persona y su personaje, eran uno solo. Jorge no era distinto a Pin Pon, su ternura, su humor, su inocencia, su confianza en los demás...
Uno pensaría ¿para qué volvió Jorge de Cuba? donde fue mucho más reconocido que acá en su país natal, ¿para qué?... volver a un país que no alcanza a ser un centímetro cuadrado de lo que fue en su partida al exilio... para qué...
Una buena respuesta es que volvió para conocer a Jimena y darnos la posibilidad a muchos jovenes de conocerle y admirar su consecuencia, serenidad, amor por las artes y conocer muy de cerca ese país que no alcanzamos a conocer.
Es realmente una pena muy grande que Jorge no esté acá físicamente y ahora depende de quienes le conocieron a él, ya sea como persona o como muñeco de algodón, que no se le olvide, que no le olvidemos.
¡Qué valga la algería!
Web de Pin Pon
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