viernes, 12 de marzo de 2010

Terremoto en el Barrio



En mi barrio, Villa Alemana de Ñuñoa, el terremoto golpeó fuerte a los "blocks" en que vivo. Son unos edificios que datan de la década del '60, si no me equivoco del '61 o '62.
La versión oficial del municipio es que las áreas prioritarias de la comuna son otras: Villa Olímpica, Villa Canadá y Villa Salvador Cruz Gana. Por lo tanto todos los recursos, humanos y técnicos, están abocados a estas villas que han sido muy perjudicadas.
No obstante, mi villa no está tan "picho caluga" como para dejarla fuera de revisión especializada.
Debido a esta sensación de incertidumbre, intranquilidad y abandono, nos re-encontramos con algunos vecinos y decidimos hacer un catastro de los daños de la villa. En la primera reunión que hizo la junta de vecinos, a varios días luego del terremoto, nos ofrecimos a hacer este trabajo de forma voluntaria, sin tener otros intereses que dar tranquilidad e informaión a los vecinos y vecinas sobre el estado de sus departamentos y edificios. La asamblea lo aceptó y hasta sacamos aplausos.
Manos a la obra. Al día siguiente comenzamos la inspección de los edificios con el Ingeniero estructural Antón Aramayo y el Constructor Civil Marco Méndez, que conseguimos su visita voluntaria a través de "Ñuñoa en Red". Luego de la inspección de algunos edificios que por fuera se veían como los más graves, Antón nos enseñó en a detectar y calificar los daños y su gravedad, cómo monitorear las grietas, qué medidas se debían tomar en algunos casos puntuales.
En la tarde del mismo día, a través de una amistad, conseguimos la visita de estudiantes de arquitectura de la Universidad del Desarrollo, que en un comienzo venían a revisar mi departamento, pero se dieron el tiempo de revisar otros edificios del barrio.
Durante esa tarde y al día siguiente continuamos la inspección, esta vez con la ayuda de Sebastián Herreros, Arquitecto y amigo personal, que se dió el tiempo de revisar otra parte de la villa.
Terminamos nuestro trabajo inspeccionando los edificios y departamentos con los conocimientos transferidos por los profesionales del área, dejando en claro a los vecinos y vecinas que nuestra labor es voluntaria y autónoma, no dependemos ni del municipio ni de la junta de vecinos.
Nuestra labor de catastro finalizó con la realización de una presentación a los vecinos y vecinas, resolviendo las dudas sobre daños estructurales y daños de albañilería que tienen los edificios y departamentos.
Hasta entonces la Junta de Vecinos era muda... o por lo menos eso creíamos.

Sin embargo, este miércoles recién pasado en reunión ordinaria del Concejo Municipal, la Junta de Vecinos asisitió prácticamente completa. Mi impresión fue buena, puesto que es su responsabilidad asisitir a este tipo de reuniones en que se toman decisiones relevantes para vecinos y vecinas. Una de las intervenciones que hubo fue la del Concejal Manuel Guerrero, quien consulto sobre el estado de la Villa Alemana y si s le ha visitado, a lo que se respondió que se estaba viendo la villa, lo que es cierto en alguna medida, pero en una medida muy pequeña. Luego de la acalorada reunión me fijé como una de las vecinas de la junta de vecinos se acerca al concejal Guerrero. Con la velocidad que me caracteriza, me acerqué a participar de la conversación, la cual pensé que podría ser de buena fe. Y bueno, sólo me encontré con lo de siempre, es decir, con la Ratonera, esa que tan bien retrata Florcita Motuda en la canción. La mujer de la junta de vecinos le estaba diciendo a Guerrero que no nos sentíamos abandonados como vecinos, que la municipalidad ya había ido a inspccionar, haciendo una apología del municipio que era digno de un oscar.

Al tiempo que ella se fue le hice ver a Guerrero la otra cara de la moneda, la cara de los vecinos y vecinas que abrieron sus puertas y nos expresaron sus miedos y descontento con el municipio y la Junta de Vecinos.

Mi compañero de labores, en el comité de emergencia que formamos en la villa, le cuesta un poco reaccionar con tranquilidad, entonces fue y encaró a la Junta de Vecinos...

Resultado: hoy ha aparecido en toda la población una “Carta abierta a los vecinos” en donde se nos proscribe como Comité y se nos acusa de no haber hecho el trabajo que nos propusimos.

Lo que escribo ahora, lo hago con pena más que rabia...

Le llamamos ratonera a esa forma ordinaria de vivir la vida como quien cayó en la trampa...”